Corazón de guerrera

Atenea
Atenea

Una tarde de lunes, estaba preparando a mi pequeño para hacerse la foto del colegio cuando de repente sentí toda la ropa mojada y pensé que me estaba orinando, corrí a la taza del wc y no podía cortar la pis como otras veces, al levantarme el líquido no era de color amarillo, era más claro y más espeso, no sabía lo que me había pasado. Subo a urgencias del hospital, y allí me hacen esperar dos  horas de pie porque estaban todos los asientos ocupados. Cuando por fin me ve el ginecólogo me dice que no tengo líquido y entre mis nervios e ignorancia ginecológica y su acento extranjero yo entendí que entonces estaba todo bien porque no había líquido por fuera y me lo dijo con tranquilidad, pero no fue así, sucedió todo lo contrario. En la bolsa sólo quedaba un 10% de líquido y me decía que la bebe no iba a sobrevivir, entonces pensé que estaba muerta y que me iban hacer un aborto, hasta que me explicó que estaba viva pero que no iba a salir bien, el porcentaje de que todo saliera mal era muy elevado, tanto como líquido de la bolsa había perdido. Después de estar horas en el hospital decidieron trasladarme al HUC en helicóptero durante la noche. Al llegar me dio miedo, parecía que me iba a caer al autopista y con los brazos amarrados a la camilla, no tendría como agarrarme, luego, la puerta del ascensor se quedó trabada y días antes había salido una noticia donde había muerto una mujer en la península en el ascensor del hospital que acababa de dar a luz, sólo me venían malos pensamientos a la cabeza. 

Mi mente ya no podía aguantar más incertidumbre, pero tenía que ser fuerte. Me llevaron a una sala del hospital donde compartes con las mujeres embarazadas a punto de dar a luz, habíamos unas 5 más o menos.  Mi marido no pudo llegar hasta el día siguiente, pero por suerte, mi madre me pudo acompañar esa noche ya que por destino de la vida se encontraban unos días en Tenerife, aunque también tengo que decir que la eché un día de la habitación, no soportaba escucharla en cada llamada repitiendo lo que me había pasado y yo sin saber lo que le iba a pasar a mi pequeña. Allí pasé tres días hasta que el jueves decidió nacer con 25 semanas.

Fue aturdida la conversación con diferentes profesionales, dándome a elegir si quería parto o cesárea, o que cada día que estuviera en mi barriga era un 2% de vida más, y que las complicaciones  de nacer tan pequeña  tendría secuelas,  y que si todo salía bien, estaríamos tres meses en el hospital, que era el tiempo que faltaba de embarazo, pues todo eso en una habitación compartida, tomando decisiones tu sola y sin saber que era lo mejor. Y de la ginecóloga de la planta mejor ni hablar, para algunas personas es una eminencia, para mí una profesional con falta de empatía, pero no va en esta historia, los motivos de mi opinión hacia ella.

Pasaron tres días desde mi ingreso (6% más de vida), y a mi pequeña le da por asomar el pie derecho por “ahí”, vino pisando fuerte!! Así que corriendo prepararon una habitación vacía con un carro de instrumentos para dar a luz allí y así nació mi niña, con los pies por delante y cayendo de pie, lo más que costó salir fue la cabeza y luego la placenta, estuvimos casi una hora de diferencia entre el nacimiento y la retirada de placenta, que se oyó hasta de hacerme un legrado. Volviendo a lo importante, no vi a mi peque en ese momento, vi a alguien corriendo con una tela verde en brazos, a los minutos entró una persona y me dijo que la bebé había llorado y eso me tranquilizó un poco. 

En la habitación de la planta me desmayé y perdí el conocimiento, ha sido la única vez que me ha pasado, por este motivo el personal de planta no se ponía de acuerdo si me podía levantar y estuve sin ver la niña hasta el día siguiente, eso es algo que aún no me he perdonado. La primera vez que la vi me dio miedo, no ella, si no miedo a perderla, no quería ni hacerle fotos, no quería cogerle cariño porque tenía miedo a perderla… pero poco a poco ella demostró lo valiente que era. Necesitó ayuda  para respirar hasta los últimos días de ingreso, aún me pregunto como se puede intubar a un bebé que pesa 750 gr. 

Ella, cada día se iba superando, necesitando menos ayuda y su fuerza era tan inmensa que nunca hubo un retroceso, aunque el avance fue muy lento, ella hacía que todo fuera a mejor. Es una valiente, durante un mes estuvo luchando entre la vida y la muerte y a partir del segundo mes ya me dijeron que veían la luz del túnel, ahí fui más consciente de que la podía haber perdido, pero no… ella luchó para quedarse junto a su familia, mi pequeña guerrea, haciendo honor a la diosa Atenea. Sus procesos fueron duros, dejarla en el hospital al tercer día fue muy duro, y se hizo más duro dejando a su hermano de 5 añitos atrás, en la distancia, con mar y unas navidades por medio. Seis años después comparten habitación y Atenea sigue siendo una guerrera, esta vez las batallas son con el hermano. 

Por cierto, una gran familia me traje del HUC entre profesionales y familias de batalla, hicieron que los días no fueran tan lentos ni malos, GRACIAS.

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