Estaba embarazada de 34 semanas cuando los médicos me informaron que había que sacar al niño porque estaba mal. La angustia y el miedo que me dio por no saber nada de lo que pasaba con Daniel se me indujo el parto pero al pasar 14 horas se le paró el corazón al niño y rápido a quirófanó, una cesárea y aún más angustia al preguntar qué iba a pasar, y solo recibir por respuesta tranquila. Daniel estuvo un mes hospitalizado sin más consecuencias que el bajo peso.

A los 9 años del nacimiento de Daniel me volví a quedar embarazada, esta vez feliz pero con más miedo desde el principio ya que no quería pasar por lo mismo, pero cosas de la vida, a las 30 semanas estaba muy mal y tenían que sacarla. Esta vez era mi vida la que estaba en peligro, y llegó al mundo Emma, mi pequeña ratona, aún más fuerte que el hermano y con muchas ganas de vivir. Los médicos me dijeron que a lo mejor no podría vivir, pero ella luchó por agarrarse a la vida, y después de 3 meses hospitalizada, la llevamos para casa. Hay más lucha porque tiene secuelas de ser tan prematura; ya tiene 6 años y sigue con las mismas ganas de vivir y luchar. Son mi vida, los adoro.

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