La fuerza de la Fe

FE
FE

Después de un embarazo de reposo absoluto por alto riesgo, con 29 semanas me pongo de parto y me trasladan de Lanzarote a Gran Canaria, allí por problemas en la UCI neonatal me trasladan nuevamente, esta vez a Tenerife donde al día siguiente de llegar nació FE, el 15 de septiembre de 2011 y con 1kg. de peso.

Fueron unos días muy difíciles, donde te pasan mil cosas por la cabeza y cuando no eres de la isla y la familia está lejos todavía se hacen más duros.

Ves aquella personita tan pequeña y con un color morado por el tiempo que le faltaba para nacer, luchando por la vida en esa incubadora enchufada a tantos cables y monitores que no paraban de pitar. Era tan pequeña que yo decía que hasta el pañal le quedaba como un traje, le tapaba casi todo el cuerpo. Esas piernas que parecía como dos hilos cuando la cogía y la acurrucaba dentro de mi camiseta.

Así como mi embarazo fue muy duro tuve la suerte de que Fe fue creciendo sin muchos problemas ni dificultades, cada gramo que subía era una victoria. Y así fueron pasando los días, hasta el 24 de octubre de 2011 que le dieron de alta. Me quedé unos días más en la isla para ver cómo iba reaccionando fuera del hospital.

Regresamos a casa con una cita concertada para la revisión del mes, y con el susto de ver cómo nos ívamos adaptando a la nueva “normalidad”. La verdad que todo fue muy bien, sin ningún contratiempo que no fueran los clásicos de un bebé.

Hoy día ya tiene 12 años y he tenido la suerte de que Fe ha crecido sin dificultad, tanto en el físico como en sus estudios. Ya está en primero de la E.S.O.

Nunca hay que perder la esperanza, los milagros existen.

Artículo anteriorHugo, el maestro de la felicidad
Artículo siguienteEl camino de la esperanza