Mi embarazo era todo lo normal que puede ser un embarazo a los 42 años y tras un proceso de fecundación in vitro.
El 30 de noviembre en una revisión con la matrona la tensión la tenía algo más alta a la habitual, me propone que continúe midiéndola durante una semana para comprobar si fue algo puntual o se alargaba en el tiempo. Yo me encontraba muy bien, no tenía ningún síntoma. Se lo achaqué a que la noche anterior había visto el último capítulo de la 19º temporada de Cuéntame y me había emocionado mucho y puesto algo nerviosa.
Seguí su recomendación, todos los días acudía a la farmacia, aquello seguía regular según me comentaban, el día 6 de diciembre, decido ir al centro de salud, eso sí, con mi ropa de caminar, pensé, me miden la tensión y después hago mi caminata diaria. La tensión salió muy alta y debía ir al hospital.
En el hospital deciden dejarme ingresada. El día 8 me comunican que me trasladan al HUC por un diagnóstico de preeclampsia grave. Al día siguiente aterriza el helicóptero en el HUC. El equipo médico ya estaba esperando, me hacen una serie de pruebas, después de unas horas en observación deciden pasarme a planta y que al día siguiente me las volverían a repetir. Esa noche empecé a encontrarme algo mal, sobre las 10 decido llamar a las enfermeras, rápidamente me llevan y permanezco en observación, no mejoraba y determinan llevarme a la UVI. Muy temprano la mañana del día 10 comunican a mi pareja que me llevan a quirófano porque he emporado, tenía Síndrome de Hellp e intentarían hacer lo posible para salvarnos la vida. A las 9:58 h nació Matilda, en la semana 26+4 con 550 gramos. Un bebé gran prematuro o prematuro extremo, ¿de verdad ésto puede suceder?, ¿qué iba a pasar a partir de ahora? A ella le practican una reanimación y la trasladan a la UCI neonatal y a mí a la UVI. Con todas las dificultades que un bebé de esas semanas presenta por su inmadurez y bajo peso, salió adelante, contó con lo más importante, con un equipo médico, enfermeros, auxiliares, que con su grandísimo trabajo y cariño hicieron todo lo posible para salvarla. Durante un tiempo, “continua estable”, se convierten en las mejores palabras que puedas escuchar.
Por otro lado, yo sigo en la UVI y cuando crees que las cosas no pueden ir a peor… empeoraron. Al tercer día nuevamente al quirófano, derrame pulmonar, trombosis venosa profunda y más complejidades. Al décimo día deciden trasladarme a planta. Al día siguiente y previa consulta a los médicos deciden que es el momento que conozca a mi hija, hasta ahora sabía lo que me contaban en la media hora de visita, pero no sabía si era la verdad, intentaban no preocuparme supongo pero yo les veía sus caras. Me desconectaron el pleurevac y tenía unos treinta minutos aproximadamente para ir a verla. No puedo decir que fuera el momento más feliz de mi vida o como lo había soñado antes, muchos nervios y mucho dolor, no solo el físico, que eran muchos, sino el dolor de no poder reconocerla, de no aceptar qué estaba pasando, lo primero que me salió decirle era que mamá estaba aquí y que lo sentía mucho.
Así fueron pasando los días, algunos podía ir a verla y otros después una recaída tenía que estar en reposo absoluto. Mientras, Matilda continuaba con su lucha diaria, con muchos sustos de correr los médicos.
El día 16 de enero, fue el primer día que pude cogerla y hacer piel con piel, ya tenía un mes y seis días y pesaba un poco más de un kilo. Ese momento fue el más intenso y mágico que viví dentro del hospital, estaba aterrorizada, prácticamente no te podías mover para que no se le soltara ninguno de los cables a los que estaba conectada.
El día 22 de enero me dan el alta hospitalaria y todos los días hasta que recibe el alta, el 14 de marzo, después de 94 días ingresada, pasábamos todo el día en el hospital, desde por la mañana hasta la noche, que íbamos a descansar hasta el día siguiente, donde el pasillo hasta llegar a la puerta de entrada a la UCI se hacía muy largo, por miedo a qué te podían decir ese día.
Si antes comentaba que las cosas en un principio no podían ir a peor, luego, no sólo fueron a mejor sino muchísimo mejor a lo esperado. Poco a poco fue superando todos los obstáculos y lo más increíble, que contra todo pronóstico, no presenta hoy en día ninguna secuela derivada de su prematuridad.
En mi caso, también estoy de celebración, el 21 de septiembre del mes pasado, después de 4 años y nueve meses me han dado el alta médica.
Creo que la palabra gracias se queda corta para poder agradecer a todo el equipo del HUC, su gran trabajo y humanidad. A pesar de esta experiencia siempre decimos que somos unos afortunados.
También quiero mencionar a Pedro, por el difícil papel que le tocó vivir y por no soltarme nunca de la mano. A mi familia, a todos y cada uno de ellos, por estar ahí cada día, a nuestros amigos, a APREMATE, a todos por darnos tanto cariño.
A Matilda, que le tocó luchar nada más nacer, GRACIAS por enseñarnos a valorar lo realmente importante y ver la vida a través de tus ojos.
“Mira que eres linda, que preciosa eres, verdad que en mi vida no he visto muñeca más linda que tú, con esos ojazos, que parecen soles……” Antonio Machín. Canción que le cantábamos en el hospital y continuamos haciendo.