Después de un difícil y duro embarazo llegó la semana 31 en la que, sin esperarlo, los médicos me dicen que han de hacerme cesárea de urgencia, mi bebé y yo corríamos serio peligro.

Asier, como significa su nombre «principio», comenzo una dura batalla, de momento la más dura que me ha tocado vivir. Mi guerrero consiguió salir adelante con esa fuerza y ganas de vivir que lo caracterizan desde ese momento. Después de muchas complicaciones, operaciones, varias transfusiones  y un largo etcétera, y varios meses en la UCI, llegó el momento de venir con su mamá a casa; y seguimos la batalla, pero ya habiendo superado obstáculos que parecían a veces insuperables.

Mi guerrero ya tiene 3 años y 8 meses es un niño muy feliz, como cualquier otro niño de su edad, y aunque nos quedan algunas cosas que superar de esa dura batalla, se que lo hará con éxito porque si algo me ha enseñado esta experiencia es un lección de vida y superación que estos pequeños guerreros demuestran día a día cada uno de ellos.

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